martes, 9 de enero de 2018

Premio Nadal 2018: Alejandro Palomas

Premio Nadal 2018

Alejandro Palomas

 


Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) ha inscrito a su madre en el palmarés de uno de los galardones literarios con más solera, el Nadal, que ha obtenido con su novela Un amorprotagonizada por Amalia, esa mujer cuyas peripecias –y las de toda su familia– los lectores van siguiendo desde el 2014, cuando protagonizó Una madre, la obra que le descubrió al gran público.
Los libros de relaciones familiares y sentimentales de Palomas –que escribe tanto en castellano como en catalán– cuentan con un notable grupo de seguidores y son melodramas contemporáneos, con elevadas dosis de comedia, no reñida con la exigencia literaria, en los que muestra con frescura los vínculos afectivos del mundo de hoy, en una suerte de autoficción sentimental que le ha hecho a veces ser comparado con autores como Anna Gavalda.
En esta ocasión nos presenta a Amalia ya con setenta y muchos años y algún problema de senilidad, que sigue teniendo como único anhelo velar por la felicidad de sus hijos. El día antes de que se case Emma, su hija mediana, una funesta coincidencia caerá como una bomba sobre el mapa familiar, rompiendo la paz en mil pedazos. Amalia demostrará “cómo una madre puede sorprendernos cuando creíamos ya haberlo visto todo”, dijo el autor, que confirmó que aparecen varios de los personajes ya conocidos de otros libros, miembros de una familia unida por los secretos, las idas y venidas “y fundamentalmente la necesidad de saberse cerca los unos de los otros”.
Amalia es una mujer tan entrometida como divertida, habla de un modo atropellado, encadenando conceptos, y más que una madre parece a veces “una amiga difícil”. Capaz de creer que en los restaurantes chinos trocean a los abuelos para el chop­suey, insiste lo indecible para que su hijo escritor, Fer, encuentre al fin al hombre de su vida para estabilizarse. Lo trágico y lo cómico van de la mano porque “lo que más me gusta –explica el autor– es cuando parece que te va a saltar la lágrima de pena y entonces, de repente, te ríes a gusto. Sentir muchas cosas a la vez, eso se parece bastante a la vida”.
El personaje materno nació para la ficción cuando el autor se puso a contar algunas anécdotas sobre su madre real en Facebook. Entonces, gran número de lectores le incitaron a continuar la historia de un escritor gay que dejaba su piso de Barcelona para instalarse en un precioso ático en Sitges junto a su perro.
Noticia copiada del periódico La Vanguardia

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