lunes, 19 de noviembre de 2018

Apoyo a la novela romántica

El pasado mes de Octubre, La Reina Lectora nos propuso una mini campaña a favor de la novela romántica. Y como lectora de novela romántica que soy, no dudé en apuntarme. Pero por circunstancias de la vida no pude publicar la entrada el día que me hubiera gustado, y como ya estaba casi preparada he decidido publicarla ahora. Más vale tarde que nunca, dicen.  



La idea viene por el lanzamiento de la novela de Leo Mazzola, Sueños de Luna. Uno de los escritores masculinos de este género que se considera principalmente femenino.

A mí personalmente me encanta como escriben los hombres. Cuando comencé a leer romántica conocía al sevillano José de la Rosa que tiene incluso manuales y ha dado cursos a muchas de las escritoras conocidas hoy en día. Y bueno, si me tengo que quedar con alguien del panorama internacional, ese es sin duda Federico Moccia. Soy gran fan de este hombre y de las novelas tan maravillosas que tiene.

Ambos autores me parecen un gran referente a tener en cuenta en este mundo de letras. 

Y la pregunta que se planteaba era la siguiente:

¿Qué me ha enseñado la novela romántica independientemente del género, la edad o los clichés?

La novela romántica me enseña a soñar y a creer en el amor, por muy quemados que estemos en la vida real de todo esto. Porque no sé si a vosotros os pasa, pero a mi el amor me tiene un poquito harta. Existe, lo sé, lo he vivido. Pero el amor es demasiado efímero y creo que cada día dura menos. Sin embargo, en las novelas te enseñan que si este amor se cuida, puede durar. Lástima que solo funcione si los dos ponen de su parte y no si es solo uno el que lo hace.

Dentro de la novela romántica hay de todo, pero para mí, una novela romántica es la que acaba con final feliz. La que juntos superan todas las adversidades de la vida para seguir una vida en común. Y eso nos falla hoy en día, la mayoría de la gente no esta dispuesta a luchar por las relaciones y están con una persona hasta que aparece otra que les parece mejor o más adecuada. No se lucha con las adversidades, sino que se cambia de persona como el que cambia de camisa.

Uno de los motivos por el que leo novela romántica es justo por ese, porque por muy mal que se pongan las cosas acaba triunfando el amor. Y ojalá en esta vida lo hiciera más a menudo. 

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