domingo, 29 de junio de 2025

Lista de Lecturas: El lienzo del tiempo de Zarek Nómada

Es el primer libro de Crónicas de las frecuencias ocultas y quiero ver que tal es: 


El tiempo, para la mayoría, es una línea recta. Un pasado que se fue, un presente que es, un futuro que será. Fluye inalterable, indiferente a los anhelos y los remordimientos humanos. Pero hay quienes nacen sintonizados con un pulso diferente, una Frecuencia Creativa que no solo observa el mundo, sino que lo moldea. Para ellos, la realidad es un lienzo en blanco, y el tiempo, una corriente que puede ser susurrada, alterada, incluso tejida.
En Xalapa, una ciudad suspendida entre la niebla y el sol, esta Frecuencia ha latido por generaciones, casi imperceptible. Un susurro de magia, un don que se manifiesta en los trazos de un pincel o el eco de una canción. Pero rara vez, si es que alguna vez, ha resonado con tal fuerza como lo hizo en el verano de 1990, y nuevamente, treinta años después, en la primavera de 2020.
Un chico, con el olor a óleo en sus dedos y la inocencia de los noventa en su mirada, dibujaba sueños sin saber que cada línea se manifestaba en el futuro. Una chica, con la rebeldía del nuevo milenio y la urgencia en sus pinceladas, volcaba su alma en el papel, sin sospechar que su arte reescribía el pasado. Separados por el capricho de las décadas, estaban destinados a encontrarse no en el espacio, sino en el etéreo lienzo del tiempo, conectados por una fuerza que los atraía irremediablemente.
Pero un poder tan vasto nunca permanece sin ser notado. Ha habido otros que han sentido la Frecuencia, otros que la han buscado, y uno en particular que la ha manipulado durante décadas. Un hombre, un Maestro, que había sembrado las semillas de su don en ellos, esperando el momento de la cosecha. Él entendía que la Frecuencia Creativa, en su forma más pura, era un anhelo: el deseo de dar vida a lo imaginado, de moldear la realidad a voluntad. Y ese anhelo, cuando se entrelaza a través del tiempo, puede desatar tanto la creación como el caos.
El destino no solo se dibuja; se vive. Y en este juego de pinceles y paradojas, dos jóvenes almas descubrirán que el mayor poder reside no en el control del tiempo, sino en la fuerza inquebrantable de una conexión que desafía todas sus reglas. Porque a veces, la línea recta del tiempo necesita ser quebrada, y el futuro, reescrito, por el amor más inesperado.

La segunda parte se llama: La red del corazón.

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