Entrevista a los Tres Reyes para Sarah de Noa Xireau
A veces ocurren cosas que no nos esperamos, y justo eso fue lo que ocurrió con esta entrevista a los protagonistas masculinos de Tres Reyes para Sarah cuando me invitaron a su mundo. Más de una me llamará loca o soñadora cuando lo lea, pero de ese material es del que estamos hechas todas las lectoras. Aquí os dejo lo que ocurrió en esa entrevista tan especial:
Intento gritar, pero no puedo, no me llega el aire a los pulmones. Por un
momento todo se ha vuelto negro, y en el siguiente tengo que cerrar los
párpados ante el estallido de luz brillante. Me siento mareada, mis rodillas se
doblan... pero, gracias a Dios, de algún lado salen unos brazos fuertes que me
sujetan.
—¿Se encuentra bien, señorita Ariel?
Abro un ojo. Me encuentro en los brazos de un armario empotrado de carne y
hueso y no puedo evitar preguntarme si esos pectorales son tan firmes como
parecen. Y como tengo la excusa del mareo la aprovecho y descubro que... ¡Son
aún más duros de lo que me esperaba!
—Uhmm ... ¿Señorita Ariel? —pregunta una voz masculina diferente.
Parpadeo. ¿Dónde estoy a todo esto? Miro a mi alrededor. Me encuentro en un
claro, delante de una acogedora cabaña. ¡Oh Dios! ¡Estoy en el mundo de los
sueños de Sarah! ¡Estoy en otra dimensión!
—Bueno no exactamente. Solo estás soñando que estás aquí con nosotros.
Giro mi cabeza, para encontrar a Ged sonriéndome. ¡Ufff! ¡Qué guapo es!
—Si te has recuperado, podemos entrar. Hay café y té, ¡y Ged ha hecho
tortitas! —me informa Duncan con una sonrisa entusiasmada.
El hombre lobo lleva una
camiseta blanca que deja apreciar todos y cada uno de sus músculos. Trago
saliva, solo puedo asentir. ¡Quiero mi propio mundo de sueños lleno de hombres
lobos, vampiros y caminantes de sueños tan atractivos como aquellos!
—Eh ... señorita Ariel ,
creo que ya puede soltar a Xiu. —me señala Ged con ojos brillantes por la
diversión.
¿Qué? Uhmm, sí. Suspiro.
Supongo que es hora de soltarlo y empezar con la entrevista.
¿Cuál es vuestro nombre
completo?
Duncan: mi nombre completo
es Duncan...
Xiu entrecierra los ojos
y lo interrumpe: Lo siento, señorita Ariel, pero tenemos enemigos. No podemos
proporcionarle nuestros nombres completos.
Si las miradas pudieran
matar... Duncan estaría a tres metros bajo tierra.
Ged: Xiu tiene razón,
tenemos que proteger nuestra privacidad. ¿Le bastaría si le damos solo nuestro
primer nombre? El mío es Gedeon.
Yo: Por supuesto, ni
siquiera pensé en el peligro, ¡lo siento!
Ged toma mi mano con una
sonrisa. Sus labios apenas rozan mi piel, pero sus ojos... ¡Guau! Si los
ángeles existen entonces seguro que se parecen a él.
Xiu inclina su cabeza en
mi dirección: Xiucatle.
Las temperaturas suben
cuando Duncan me guiña un ojo con una sonrisa encantadora. ¡Sabía que debería
haber traído un abanico para esta entrevista!
¿Es así como os llamáis
entre vosotros?
Ged: Todo el mundo me
llama Ged. Él es Xiu (apunta con su barbilla en dirección al nativo americano)
aunque a veces lo llamamos Shadow... Y este es nuestro «Cachorrillo».
Gedeon se inclina tan
rápido hacia un lado que apenas puedo discernir un borrón. Parece que el puño
de Duncan solo ha conseguido rozar su mejilla. Duncan gruñe y Gedeon me mira
lleno de inocencia. Creo que esta entrevista va a ser interesante.
¿Cuál es la palabra que
mejor os describe?
Duncan: Alpha.
Escucho una carcajada
seca. ¿Xiu? No podría asegurar que es él, porque cuando le miro sigue serio.
Ged se frota la barbilla
como si no estuviera seguro de qué responder: ¿Paciente? ¿Estratega? ¿Demasiado
complicado para una sola palabra? Se ríe.
Duncan: Si me hubieras
preguntado, habría dicho que Ged es sofisticado, pero al pensarlo... sí,
definitivamente él es complicado, al menos para un hombre.
Silencio. Todos miran a
Xiu, quien se mueve inquieto en su asiento. Sus miradas se cruzan. La de Xiu
refleja un dolor silencioso y lo que parece vergüenza. Leí algo sobre su pasado
como esclavo, pero me tiene intrigada. La sonrisa de Duncan ha desaparecido, ha
apretado los puños y todos sus músculos están tensos. Ged sacude la cabeza de
forma casi imperceptible. Tengo la sensación de que están teniendo una
conversación que no puedo oír.
Finalmente, Xiu levanta
decidido la barbilla: Guerrero.
Describid lo que lleváis
puesto para nuestros lectores.
Duncan: una camiseta
blanca y vaqueros rotos.
Xiu: pantalón cargo
negro, camiseta negra y botas de combate.
Ged: uso un traje oscuro
y ajustado de algodón de Armani; una camisa blanca de la misma marca; una
corbata azul claro de Hermes; y zapatos italianos hechos a mano.
¿Creéis que Noa Xireau
consiguió retrataros con precisión en su libro?
Ged: básicamente sí. Noa
entiende lo diferentes que somos el uno del otro.
Duncan: Me habría
gustado que hubiera mostrado algo más de nuestro pasado y nuestra vida diaria.
Si lo hubiera hecho, ahora no tendría que aguantar las quejas de mi hermana
sobre el poco espacio que le ha dejado en la novela. Cree que nuestra historia
sin ella no se ajusta a la realidad.
Ged: Algunas mujeres han
mostrado un interés especial por Xiu, pero Noa tendría que haber escrito un
tomo completo solo para contar su historia.
Ged le guiña un ojo a
Xiu. Éste frunce el ceño, pero sus mejillas sonrojadas lo traicionan.
¿Qué consigue haceros
reír a carcajadas?
Duncan: Supongo que las
mismas cosas que hacen reír a los demás. No lo sé. Mira a sus compañeros.
¿Qué os hace reír a carcajadas?
Ged y Xiu miran a Duncan
al tiempo que una sonrisa retorcida se va dibujando en sus rostros.
Duncan: ¡Que os den por
el ****!
Les muestra su dedo
medio, mientras Ged y Xiu se ríen a carcajadas. No necesito más explicaciones,
capto la idea y me río.
¿Cuál es vuestro postre
favorito?
Xiu: Tortitas.
Ged: Mis gustos son...
un tanto singulares, no creo que quiera hablar de ellos, señorita Ariel.
Duncan: Adoro casi todo
lo que Ged cocina y, por supuesto... lo que mis compañeros tienen para
ofrecerme.
No hay forma de que a
una se le escape el brillo de picardía en los ojos de Duncan. De nuevo: ¡sin
comentarios!
¿Cual es vuestro mayor
miedo?
Duncan: Encontrarme en
una situación en la que no pueda proteger a mis compañeros y especialmente a
Sarah y a nuestra hija, que está por nacer.
Ged me sonríe: El mismo
que el tuyo.
¿Me acaba de leer la
mente? La respuesta de Duncan me hizo recordar a mi gente y mi necesidad de
protegerlos. ¿Es de eso de lo que está hablando Ged?
Ged: Hijos, hijas,
compañeros... Son todos nuestros seres queridos y, por lo general, también las
razones de nuestros mayores temores.
¡Lo está haciendo! Esta
leyendo mi mente!
Ged: Lo siento Ariel.
¿Puedo llamarte Ariel? No puedo evitarlo. Estás un poco nerviosa y eso te hace
pensar en voz alta.
Xiu: Un buen guerrero
nunca deja que otros conozcan sus verdaderos miedos.
¿Qué os ponéis para ir a dormir?
Duncan sonríe: ¿Seguro que quieres saberlo?
Xiu: solo mi daga.
Ged: Cuando me voy a dormir uso pantalón de pijama.
Duncan se gira hacia él frunciendo el ceño. Nunca te he visto ir a la cama
en pijama.
Ged pone los ojos en blanco: Dije cuando «voy a dormir». Contigo en la
habitación es imposible dormir.
¿Cuál es vuestra cita romántica perfecta?
Duncan: lo que sea, mientras Sarah termine en mis brazos. Y no, esta vez no
estoy hablando de sexo.
Ged: La cita romántica perfecta cambia con el tiempo. Cambiamos nosotros,
las relaciones evolucionan y las circunstancias nunca son las mismas. La cita
romántica perfecta es cuando te adaptas al momento y a la persona que amas.
Xiu: ¿La cita romántica perfecta? Cuando miras a tu pareja y sabes que ella
es consciente de cuánto la amas y que está feliz de pasar ese momento contigo.
¿Qué tan cosquillosos sois y dónde tenéis cosquillas?
Duncan: No mucho.
Xiu y Ged se quedan mirando a Duncan.
Duncan: Vale, soy un poco cosquilloso
Xiu y Ged siguen mirando a Duncan.
Duncan: Está bien, está bien, ¡soy muy cosquilloso! ¡Tengo cosquillas en
todas partes, pero nadie necesitaba saberlo, idiotas!
Ged: Depende de lo relajado que estoy.
Xiu se cruza de brazos: no lo sé.
Duncan: ¿No sabes si tienes cosquillas? ¿Quién no sabe si tiene cosquillas?
Xiu: ¡Yo no lo sé!
Duncan: ¡Genial! ¡Tenemos planes para ti, Shadow, y a Sarah le encantarán!
Xiu: ¡Ni se te ocurra hacer lo que sea que estés planeando hacer!
Duncan se ríe: Oh, no te preocupes, no tiene nada que ver con pensar, lo
prometo
Xiu: ¡Duncan!
Duncan: ¿Xiu?
Ged: ¡Parad! ¡Los dos! No queremos que nuestra invitada se lleve una
impresión equivocada sobre nosotros, ¿verdad?
Duncan: ¡Por supuesto que no! Lo siento, Ariel, Xiu está un poco gruñon,
pero...
Ged: ¡Duncan!
Cuando miráis a una mujer, ¿qué os atrae de ella?
Xiu: La única mujer a la que miro es a Sarah. Me encanta su sonrisa, la
forma en que frunce el ceño cuando no comprende algo, la forma en que se
mueve... Todo en ella me llama la atención.
Duncan: Curvas. Me gustan las mujeres con curvas. Un escote generoso,
caderas para sostener cuando me pierdo en ellas... Pero para serte sincero,
desde que estoy con Sarah, las únicas curvas que me llaman la atención son las
de ella, y Sarah es mucho más que curvas. Es inteligente, atrevida, fuerte...
Ged: ¿Físicamente? Contemplar una espalda femenina siempre ha resultado
excitante. Hay un morbo especial en observar a una mujer desnuda desde atrás.
Me basta la visión del cuello, bajar por la línea de su columna vertebral y
alcanzar la curva marcada por su trasero para excitarme. Sin embargo, si
hablamos en general, la inteligencia de una mujer, su sentido del humor y su
compasión hacia los demás tienen prioridad sobre cualquier aspecto físico.
¿Tenéis a alguien especial en vuestra vida ahora mismo?
Los tres al unísono: SARAH.
¿Cuál es la palabra que mejor la describe?
Duncan: ¡Un sueño hecho realidad!
Ged: Vida.
Xiu: Esperanza.
¿Qué creéis que os depara el futuro?
Xiu: Sarah quiere convertir nuestra dimensión de ensueño en un refugio para
aquellos que están en peligro en el mundo real. La idea le surgió de Samgar. Su
compañera está en peligro, y su compañero está condenado a morir si no puede
encontrar un lugar donde pueda liberar su verdadera naturaleza.
La voz de Duncan es baja y peligrosa cuando murmura: Sigue sin gustarme ese
dragón loco cerca de Sarah. Está totalmente descontrolado.
Ged: Ariel, pronto será el momento de regresar a tu mundo, pero pensamos
que disfrutarías de un pequeño picnic en las cascadas. Las tres lunas de sangre
son impresionantes cuando brillan sobre el lago.
Yo: ¿Estás seguro de que tengo que regresar? No tendría problemas en
quedarme un poco más.
Ged sonríe mientras susurra: Solo un poco más.
Y eso es lo último que recuerdo de esa entrevista.
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