Has llamado al Paraíso, donde todos tus deseos son órdenes. ¿Cómo te apetece sentirte hoy?
Pues cuando me quedé sin casa, sin trabajo, (des)compuesta y sin novio… Fatal, gracias.
Reinventarme no fue una opción, sino una necesidad. Cuando hay facturas por pagar, una se hace creativa.
Así es como terminé trabajando para Diego Calatrava, alias Señor Rígido: el jefe perfecto si te gustan los tíos maníacos del control. Tan guapo como insoportable.
Y como a creativa no me ganaba nadie, también terminé sucumbiendo a fantasías de clientes raritos en una línea erótica.
Esto último, por supuesto, un secreto de sumario para Diego.
Entre llamadas provocativas y reuniones inesperadas, me di cuenta de que tener una doble vida solo funciona en las películas.
¿Qué llevo puesto? Quizá la peor de las decisiones o la mejor aventura de mi vida.
Porque cuando se trata del Paraíso, las normas están para romperse.
¿Te atreves a entrar?
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