Reseña de "Reglas para amar (y para romperlas)" de Gabriel E. Álvarez

Reseña de "Reglas para amar (y para romperlas)" de Gabriel E. Álvarez

Sinopsis

Héctor Mendoza tiene su vida perfectamente organizada… hasta que Julián Martínez, su nuevo e inesperado compañero de piso, irrumpe en su mundo y lo descoloca por completo.

Lo que comienza como una convivencia forzada se convierte en un choque entre dos mundos opuestos: la estructura frente a la espontaneidad, las reglas frente a la improvisación. Entre discusiones, platos sucios y conversaciones profundas, Héctor descubrirá que algunas reglas están hechas para romperse, y que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.

“Reglas para amar (y para romperlas)” es una novela de romance gay contemporáneo que explora con humor y sensibilidad la vida, la identidad y el primer amor. Perfecta para lectores de romántica LGBT, romance juvenil gay y quienes disfrutan de historias donde los opuestos se atraen.

¿Te gustan las historias que combinan comedia romántica con emociones reales? Entonces, este libro es para ti.

Biografía del autor

Escribo historias BL porque creo en la urgencia de visibilizar formas de amar que durante demasiado tiempo fueron silenciadas, deformadas o ignoradas. Los vínculos entre chicos merecen ser narrados con profundidad, sensibilidad y, sobre todo, con verdad.

Soy autor de Reglas para amar (y para romperlas) y No eras tú, tampoco yo, dos novelas donde el romance queer no se trata de finales felices asegurados, sino de emociones crudas, decisiones difíciles y vínculos que se construyen —o se rompen— al margen de lo esperado.

Si buscás historias que no endulzan el amor, pero lo muestran en toda su complejidad, quizás en mis libros encuentres algo que también sea tuyo.

Porque contar estas historias no es solo escribir: también es resistir, nombrar y acompañar.

Opinión personal

La portada me llamó mucho la atención y reflejaba que iba a estar ambientada en Sevilla, por lo que me lancé a esta lectura. Pero realmente podría estar ambientada en cualquier otro lugar, ya que no menciona relevantemente la ciudad, tan solo un par de ubicaciones por encima. Siento que se podía haber incluido algo más.

Los protagonistas de esta historia son Héctor Mendoza y Julián Martínez, dos polos opuestos que se ven forzados a compartir piso en pleno centro de Sevilla porque se le ha alquilado el mismo a ambos. El primero es profesor y el segundo fotógrafo, como se puede ver en la portada. Uno es cuadriculado y el otro es caótico. Eso hace que la convivencia sea bastante divertida y aún más el romance a fuego lento. 

La novela tiene errores, muchos. La taza de los miércoles pasa a ser la de los martes en la página siguiente y detalles mucho más relevantes en ocasiones. Por ejemplo en el tema de las reglas. Se suponen que ambos ponen unas reglas y el primero en saltárselas sin dar explicación en la narración y como si fuera algo totalmente normal, es la persona que las pone. En cambio si es la otra persona quien lo hace, a veces si se habla de que se ha roto la regla y otras no. Me resulta bastante confuso el tema. Noto que le falta una coherencia a la narración que quizás se podría haber solventado con lectores beta. Son detalles que se pueden arreglar con facilidad y a veces el autor pasa por alto, de ahí el análisis de alguien externo. 

El apellido Mendoza cambia a Saénz, la puerta del dormitorio de Héctor a veces tiene cerradura siendo un piso que no se alquila por habitaciones... Son tantas cosas que sacan de la lectura a menudo. 

Como borrador está muy bien, ya que la trama es buena, pero necesita una revisión y corrección en profundidad. 

La parte que más me ha gustado, aparte de la relación de los personajes, es las pinceladas que se hablan sobre la fotografía. Es una de mis pasiones y no está nada mal como se trata en la historia. 

El final me ha encantado. Romántico y lo que esperaba. 

Espero que el autor tenga en cuenta el tema de la revisión porque realmente le hace bastante falta y siento que podría ser una muy buena historia cuando esté más pulida.