Creo que hoy es el día ideal para poner en el blog este libro, que espero leer pronto.
Si tienes 13 años y estás en medio de un bache emocional, no podrás salir ni con el apoyo del más listo de tus amigos ni de tu padre policía. Necesitas la ayuda de muchos seres, y no solo los de este mundo.
En pleno enero, la alegría pasajera de las fiestas navideñas se va esfumando en Frosty Hollow, y a Ginkgo Abe-To Murakami le resulta mucho más difícil superar la partida de su madre. Tal es su abatimiento, que ese viernes por la noche, volviendo a casa con el bus del instituto, era la candidata perfecta para ser víctima del Monstruo de las Luces sin Alma. Se trata de un demonio del que únicamente te puedes liberar cuando surge en ti un nuevo brote de alegría.
No necesitará Ginkgo mucho tiempo para encontrar un motivo por el que luchar, un reto que le devuelva el ánimo y las ganas. Está muy cerca de casa, en el Cementerio de Árboles de Navidad. De hecho, los árboles nunca le fallaron. Ella tampoco puede fallarles ahora.
Pero sólo con la complicidad y los recursos tecnológicos de Kili Krilin −el más friki de las pelis, series, cómics, videojuegos y, sobre todo, su mejor amigo−, Ginkgo podrá encontrar la fuerza para hacer justicia a esos árboles a los que tanto ella como sus antepasados deben la vida.
Para conseguirlo, no solo deberá echar mano de habilidad e ingenio, sino fundamentalmente de mucha valentía, la que se necesita para decir adiós y dejar que nuestros seres queridos sigan su camino.
Aventura y misterio en una novela tierna, delicada y fresca sobre el poder de los vínculos que nos unen a nuestros antepasados y a la naturaleza.
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