Un médico avezado lidia contra las fatuas actitudes de los funcionarios indolentes, mientras que, en otro distrito, un cargo importante de la Corona es amenazado por las ignominias de un hombre embozado y misterioso. En los bajos fondos de la ciudad, dos corazones que laten con la misma cadencia cometen un asesinato; y, al mismo tiempo, en una tasca ubicada entre callejones torcidos, un jaque peligroso de la germanía lanza el guante contra un indecoroso hombre que le afrenta, con resultados infaustos. Bajo el subsuelo un insigne lutier desentraña misterios innombrables en las catacumbas del Santo Oficio de Ísbar; pero más oscuros son los secretos que aguardan en el Palacio Imperial, donde el bastardo de Su Majestad saca a la luz las tribulaciones de su maestro. Por último, un hombre que no tiene nada que perder se halla esperando su ejecución mientras se reconcilia consigo mismo… hasta que recibe la visita de alguien que pondrá en marcha La historia triste de un hombre justo.
Todo está conectado como una pieza melódica que complementa la novela La historia triste de un hombre justo. Esta selección de relatos no es necesaria para comprenderla -pues funciona por sí misma-, sino que despliega una serie de contrapuntos armónicos que se integran en su melodía principal: sencillamente, afinan la música y añaden más riqueza instrumental a este mundo de fantasía.
Así pues, abre los oídos y siente los ritmos de los corazones de los personajes; deléitate con las texturas de sus actitudes; sobrecógete con los silencios; modula tus emociones con el volumen de su voz; baila a través de las escalas que articulan sus notas.
Bienvenido a Ísbar, que, en palabras de Felindante Pelgrin, «es lo mismo que decir arrogancia y traición; envidia y vileza; picaresca y bellaquería, aun entre los hombres de la corte…».
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