Víctor puede averiguar lo que sea de cualquier persona, no es un problema para él. Pero no puede investigar a su vecina. Por eso tiene una regla de oro: no rastrear a las personas que le importan, y no le importan demasiadas personas.
Usar su trabajo para indagar en la vida de su vecina lo considera traición. Sobre todo hacia ella, pero también hacia sí mismo.
Hasta que se ve obligado a saltarse sus propias normas para mantenerla a salvo.
Puede que Víctor le esconda algunos secretos, pero lo que le oculta ella la ponen en peligro de muerte.
Y Víctor no puede ignorarlo.
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