Natasha Jenkins no tenía ni idea de qué hacer cuando se encontró en medio de la fiesta de Navidad de su empresa, junto a su jefe: el irresistible e insensible Nathan York, en un una situación... ¡de crisis! ¡Crisis de placer!
La aventura empezó entonces, con un único beso, uno bajo el muérdago y que le llevaría a abrir, finalmente, el corazón.
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