Mi nombre es Hada. Soy la protagonista del último libro de A. V. San Martín, Besar a un extraño… para empezar. Sí, exacto, a eso me obliga. A. V. me endosa una serie de retos y desafíos a los que debo ir enfrentándome para salir de mi cascarón. Lo cierto es que gracias a ello, aprendo mucho sobre mí misma y también empiezo a quererme mucho más.
Estoy segura de que disfrutó muchísimo planeando la lista de
objetivos y empujándome una y otra vez en esos disparatados propósitos. Tanto
como lo harán los lectores cuando los descubran.
Eso me hace preguntarme si ella también se atrevería a hacer
entre otros: besar a un desconocido, o confesar sus pasados sentimientos a un
amor platónico de la infancia o ser amiga de su ex. Creo que no. Ella también
es una chica tímida e introvertida como lo soy yo, que siempre se refugiaba
entre libros desde su más tierna infancia, con personajes como Atreyu, Momo o
Fray Perico como sus mejores amigos.
Lo cierto es que ya se enfrentó a su mayor desafío y sueño
que era publicar libros. El mío es el tercero y con él se presenta al premio
literario de amazon 2018, ya lo hizo el año pasado con, El amargo don del
olvido, quedando finalista, lo que fue una verdadera sorpresa para ella y, a
partir de eso, más lectores han conocido sus obras y su forma de escribir.
Dicen que es capaz de envolver al lector en sus historias de una manera única y
que no solo cuenta, sino que toca cada una de sus emociones.
Yo estoy encantada con mi historia. Es un poco más ligera
que las anteriores, pero mucho más divertida. Resalta aspectos tan importantes
como el amor, la amistad, la familia, la empatía, el amor por uno mismo, un
canto al carpe diem y; además, estoy muy bien rodeada de mis hermanos, a cada
cuál más loco, y de Aris, mi amigo no tan amigo.
Es un libro estupendo para desconectar de los problemas y
las dificultades del día a día que dejara a los lectores un buen sabor de boca.
Después de leerlo, os daréis cuenta de que todos necesitamos una lista de
desafíos y metas en nuestra vida que nos saque de nuestra zona de confort y nos
impulse a vivir. Me apuesto, a mi hermano Abel, a que correréis a escribir la
vuestra.
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